En general, lo ideal es elegir un queso que tenga menos grasas saturadas porque hay que tener en cuenta que la alimentación alta en grasas saturadas se asocia con un mayor riesgo de demencia
El queso andino representa más que un alimento; es una expresión cultural y un símbolo de la identidad gastronómica en la región andina. Este producto lácteo resume siglos de tradición, técnicas artesanales y la rica biodiversidad de los Andes. Procedente de países como Perú, Bolivia, Ecuador y Colombia, el queso andino ha sido un elemento esencial en la dieta y economía de estas culturas de montaña.
Si bien las características únicas del queso andino, su importancia económica y social, sus beneficios nutricionales y su versatilidad en la cocina son admirables, en el Perú se consumen distintos tipos de queso como parte de las comidas y los snacks diarios.
No obstante, lo que probablemente pocos peruanos saben es que hay algunos tipos de queso que contribuyen a la salud cerebral, ya que mejoran la memoria y la función cognitiva como los que recomienda el neurólogo y neurocirujano Mill Etienne.
El Dr. Etienne, quien es también profesor asociado de Neurología de la Escuela de Medicina de Nueva York, destaca la importancia de un estudio japonés que asocia el consumo de quesos como el feta y el cheddar con mejoras en la memoria y la función cognitiva. Esta investigación de 2023, realizada con más 1.500 adultos mayores de 65 años, mostró resultados positivos en el rendimiento cerebral al consumir estos dos tipos de quesos.
Por un lado, el queso feta es un queso blanco, salado y de textura desmenuzable originario de Grecia. Este producto lácteo se elabora tradicionalmente con leche de oveja o una mezcla de leche de oveja y cabra. Con el tiempo, el queso feta ha ganado popularidad mundialmente, siendo valorado por su sabor único, entre salado y ácido, y su versatilidad en la cocina.
Por otro lado, el queso cheddar es de color pálido y sabor ligeramente agrio, aunque puede ser de color naranja intenso cuando se añade el achiote en su preparación. Su nombre se debe a que se originó en la villa de Cheddar, en Somerset, Inglaterra. Otra característica importante es que se elabora con leche de vaca, que debe estar pasteurizada. El sabor del queso cheddar es fuerte y salado, y se intensifica con el tiempo de maduración.
Sea que se elija el feta o el cheddar, la clave para obtener los beneficios del queso está en la calidad del mismo y en evitar los más procesados. Etienne recomienda no elegir opciones envasadas individualmente o para untar, ya que suelen ser quesos procesados que pueden contener aditivos como el diacetilo, una enzima utilizada para dar sabor que podría contribuir al deterioro de la memoria y al aumento del riesgo de enfermedades cerebrovasculares.
Según Ettiene, en general para cuidar la salud lo ideal es elegir un queso que tenga menos grasas saturadas como lo son el ricotta y el mozzarella. Hay que tener en cuenta que la alimentación alta en grasas saturadas se asocia con un mayor riesgo de demencia.
El impacto positivo del queso en la salud cerebral
El efecto del queso en el cerebro se debe principalmente a dos aminoácidos: el triptófano y la tirosina. El primero actúa como precursor de la serotonina, neurotransmisor que regula el estado de ánimo, mientras que el segundo estimula la producción de dopamina, generando sensación de placer. En cuanto a nutrientes, los quesos aportan vitamina B12, calcio y fósforo, minerales esenciales para el funcionamiento del cerebro.
Para identificar si el consumo de queso afecta la salud cerebral, el Dr. Etienne sugiere prestar atención a las señales del cuerpo. Si al consumir ciertos tipos de queso, especialmente aquellos con alto contenido de lactosa, se presentan problemas digestivos, podría haber un impacto negativo en el cerebro. Por esta razón, el neurólogo prefiere opciones bajas en lactosa y poco procesadas, como el queso suizo o parmesano.