En una cueva de Sudáfrica se encontraron puntas de flecha que aún contenían rastros de un potente veneno utilizado para cazar.
En 1983, durante una excavación en la cueva Kruger, en el noreste de Sudáfrica, un equipo de antropólogos recuperó un fémur de antílope de 7 mil años de antigüedad. Una radiografía del fémur reveló que en su interior había tres puntas de flecha, lo que sugería que el hueso había sido utilizado como un carcaj para guardar los proyectiles de los antiguos humanos.
Puntas envenenadas
Pero ahora, los científicos han descubierto algo que revaloriza el hallazgo de las puntas de flecha. A partir de nuevas imágenes obtenidas con un tomógrafo, identificaron la presencia de una sustancia desconocida en el femur. El análisis determinó que se trataba de digitoxina y estrofantidina, dos compuestos tóxicos vegetales, comúnmente utilizados como venenos en la caza con arco.
Veneno mortal
El estudio también descubrió rastros de ácido ricinoleico, una potente toxina presente en la planta de ricino. Los investigadores creen que estas sustancias se utilizaron para crear un potente veneno para las puntas de flecha. “Esta es la receta de veneno de caza compleja e inequívoca más antigua identificada hasta ahora”. El hallazgo es una muestra de las capacidades de sus creadores y del amplio conocimiento de los venenos en una época tan remota.