Así lo dispuso la cartera sanitaria nacional, que deja de imprimir las credenciales; la decisión fue publicada hoy en el Boletín Oficial
l Gobierno definió que, a partir de hoy, la credencial que acredita la matriculación de los profesionales de la salud abandona el formato impreso para pasar a tener solo una versión digital a través del portal oficial Mi Argentina. La decisión, publicada hoy en el Boletín Oficial con el número 3320/24, establece su condición de “única y obligatoria”.
El Ministerio de Salud de la Nación dispuso que el cambio alcanza no solo al trámite de la matrícula para profesionales recién recibidos, sino también a las renovaciones y las solicitudes de rehabilitación de esa condición legal para poder ejercer la profesión en la jurisdicción que corresponda. La reválida habrá que hacerla cada cinco años, que se cuentan desde “la emisión de la credencial digital” y con vencimiento “el día y mes de la fecha de nacimiento” de cada matriculado.
“Las credenciales en soporte físico que se hayan otorgado con anterioridad a la entrada en vigor de la presente resolución ministerial serán válidas hasta la fecha de sus vencimientos”, aclararon desde la cartera sanitaria que dirige Mario Russo.
Con la digitalización, los datos disponibles en la Red Federal de Registros de Profesionales de la Salud (Refeps) se combinan con los del perfil digital del ciudadano en la app oficial. Las solicitudes se inician por sistema online de Trámites a Distancia (TAD).
La flamante norma abarca a médicos, odontólogos, farmacéuticos, bioquímicos y enfermeros, entre otras profesiones con título habilitante de universidad en el país u homologado si es extranjera.
En 2022, antes de que el Ministerio de Salud a cargo de Carla Vizzotti publicara en el Boletín Oficial que instrumentaría la matrícula digital “como credencial profesional complementaria” a la versión impresa, las quejas por las demoras en los trámites debido a múltiples excusas en las oficinas del edificio ubicado sobre la Avenida 9 de Julio ya habían empezado a trascender a los profesionales.
Ya el año pasado fue especialmente caótico para los que necesitaban renovar sus credenciales, pedir duplicados o solicitar la matrícula después de obtener el título profesional: dos resoluciones ministeriales –una en febrero y otra en agosto– extendieron el plazo de vencimiento.
Por la pandemia de Covid-19, en 2020 se había prorrogado “de manera automática y extraordinaria” la vigencia de las credenciales, lo que no volvió a normalizarse durante toda la gestión anterior, en la que hasta se denunció que se habían hackeado servidores. En la resolución firmada por Vizzotti en agosto del año pasado, se argumentó que aquella prórroga extraordinaria había terminado por “generar una gran cantidad de trámites de renovación” porque tenían que incluirse las credenciales con vencimientos previos y posteriores al DNU de Alberto Fernández que estableció el aislamiento obligatorio por la emergencia sanitaria en marzo de aquel.
“Falta de mantenimiento y actualización”
Recién en febrero de este año se anunció que se empezaba a restablecer el trámite de solicitud de las nuevas matrículas, con más de mil pendientes y “luego de resolver dificultades encontradas en los sistemas preexistentes por estar obsoletos y debido a la falta de mantenimiento y actualización”, informó entonces Salud a través de un comunicado oficial. Las credenciales que vencían antes del 31 de diciembre del año pasado, en tanto, quedaban automáticamente prorrogadas en su validez hasta la misma fecha que figuraba, pero de 2024.
En paralelo, profesionales con trámites de renovación pendientes, recibían un mensaje tipo a través de su perfil en Mi Argentina. “Motiva la cancelación de turnos problemas técnicos con la empresa tercerizada de fotografía, la cual implica el suministro de insumos importados, que aún no son entregados y este motivo nos ve afectados para la culminación del trámite y falta de sistema informático para generar datos”, se podía leer en uno de esos textos, recibido por una médica que tenía que presentarse en la Dirección Nacional de Salud Ocupacional, con sede en el barrio porteño de Barracas.
Ante la consulta de LA NACIÓN, en ese momento la nueva gestión al frente de Salud respondió que la magnitud del problema era tal que hubo que diseñar un plan de contingencia, actualizar los datos de los profesionales en el Refeps y “generar un nuevo sistema” que, según se anticipó, se aprovecharía para “integrar con otras plataformas que interactúan” con el Ministerio de Salud.
“El sistema anterior quedó obsoleto, pero se pudieron restaurar las copias de seguridad, con lo que se logró reunir toda la información histórica y salvaguardar los datos”, respondió entonces Salud a este medio. Había pendiente de alguna solución más de 25.000 trámites “en distintas instancias de avance”, según se indicó durante esos trabajos de reconstrucción con un nuevo servidor para la base de datos de los matriculados.