En el mes Mes Internacional del Cuidado de la Fertilidad, los especialistas de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva y la Asociación Concebir explicaron los detalles de la criopreservación de óvulos y espermatozoides
El estilo de vida, la formación académica y la realización profesional suelen ser las principales razones por las que las mujeres posponen la maternidad. Muchas de ellas, a los 35 o 40 años, se encuentran en la plenitud de su vida social y laboral, y persiguen otros objetivos.
Si bien los avances en tratamientos médicos en fertilidad generan la sensación de que la etapa reproductiva puede diferirse por mucho tiempo, los especialistas advierten que la edad tiene un incidencia relevante, por eso existen ciertas cuestiones que deben ser consideradas por los pacientes.
La criopreservación de óvulos y espermatozoides, inicialmente asociada con la preservación de la fertilidad en pacientes oncológicos, expandió su campo para ampliar las opciones sobre cuándo elegir el momento de la maternidad y paternidad. El congelamiento de óvulos, como se le dice de forma coloquial, hoy también es una opción ante enfermedades crónicas como endometriosis, trastornos de salud mental, obesidad mórbida, lupus o tras intervenciones quirúrgicas que requieran posponer la concepción por indicación médica.
En el marco del Mes Internacional por el Cuidado de la Fertilidad, la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (SAMeR) y la Asociación Concebir señalaron que, además de las cuestiones vinculadas a motivos personales o laborales, cualquier afección en la que la concepción esté contraindicada debe ser tenida en cuenta por los especialistas para asesorar a sus pacientes sobre la planificación reproductiva.
El diagnóstico de una enfermedad compleja causa angustia y preocupación, especialmente en etapas tempranas de la vida. Esto genera dudas sobre la capacidad futura de maternar o paternar, llevando a más personas a consultar sobre la preservación de la fertilidad.
Cuándo criopreservar óvulos
El doctor Gabriel Fiszbajn, presidente de SAMeR, resaltó que entre los 20 y 30 años se considera la mejor edad para la concepción, y para la criopreservación, entre los 33 y 35 años. “Si se decide postegar la maternidad, hay que pensar en preservar la fertilidad; siempre es bueno al menos realizar una consulta en este sentido. Luego, la endometriosis, los trastornos inmunológicos o cualquier otra afección crónica que pueda llegar a afectar la reserva ovárica o que requiera esperar un tiempo prolongado para el embarazo, también deben ser consideradas”.
Estudios recientes en población europea revelaron que el 40% de las mujeres menores de 35 años presentaban una reserva ovárica baja, de esa población, el 45% no tenía antecedentes de enfermedades ni nada que hiciera sospechar la baja reserva ovárica, mientras que el resto sí, precisaron los especialistas de SAMeR.
En ese marco, el doctor Agustín Pasqualini, vicepresidente de SAMeR, aclaró ciertos términos referidos a la fertilidad: “La reserva ovárica puede medirse a cualquier edad. Pero es importante aclarar que una baja reserva ovárica no es sinónimo de infertilidad, pero significa que tal vez esas mujeres vayan a encontrar alguna dificultad para lograr el embarazo”.
“El mayor problema surge cuando la baja reserva se combina con edad avanzada. Entonces, hay que buscar el equilibrio entre medirla en algún momento de la vida de la mujer, pero no empezar a evaluarlo a todas en edades tempranas, porque tal vez tienen baja reserva e igual se embarazarán y sólo se consigue preocuparlas”,completó Pasqualini.
¿En qué casos congelar óvulos?
El doctor Fabián Lorenzo, de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (SAMeR), señaló que además de motivos personales vinculados a la planificación laboral o cuestiones laborales o profesionales, cualquier enfermedad crónica que requiera un periodo de recuperación prolongado debe ser considerada para la preservación de la fertilidad.
“Cualquier enfermedad crónica, fuera de la ginecológica, que requiera de un tiempo para que esa mujer se recupere de la quimioterapia, inmunoterapia, de la terapia crónica o por la propia evolución de su enfermedad, es decir, cuando se precisa que no se embarace durante, por ejemplo, tres o cuatro años, tiene que ser tomada en cuenta si se quiere preservar la fertilidad, porque es el tiempo que, sobre todo en la mujer, deteriorará su capacidad reproductiva”, ejemplificó.
El especialista en medicina reproductiva contó que esto muchas veces ocurre con pacientes que deben someterse a cirugía bariátrica o tratamiento para el lupus, situaciones donde el embarazo puede estar contraindicado temporalmente.
“Si la mujer tiene, por ejemplo, una desviación en la columna y será operada, el traumatólogo le indicará cuánto tiempo lleva consolidar esa corrección de la columna; a lo mejor son cuatro años durante los cuales no deberá quedar embarazada. Si esa mujer criopreservó óvulos a los 35, buscará el embarazo con esos óvulos a los 40. Por todo esto, es crítico que estén adecuadamente informados sobre preservación de la fertilidad los cirujanos bariátricos, inmunólogos, traumatólogos, entre otros especialistas, pero lo cierto es que en su mayoría no lo están”, completó el doctor Lorenzo.
“Si una mujer es notificada por su médico de que tiene temporalmente contraindicado embarazarse, puede realizar una presentación a su obra social o prepaga que incluya un resumen de historia clínica en el que conste esa contraindicación. Porque, si la autorizan a buscar un embarazo recién dentro de 5 o 6 años, para ese entonces habrá perdido capacidad reproductiva. Hay muchas patologías sumamente frecuentes más allá de las oncológicas y, si el deseo de embarazo es fuerte, debe realizar esa presentación para que se considere la cobertura de su criopreservación”,detalló Ana Claudia Ceballos García, presidenta de la Asociación Civil Concebir, entidad conformada por un grupo de pacientes que acompaña a las personas con dificultades reproductivas.
“En Argentina, ante casos de cáncer, como su tratamiento puede comprometer la fertilidad a futuro, es de indicación precisa la criopreservación de gametos, tanto femeninos como masculinos y el procedimiento cuenta con cobertura por parte de las obras sociales y prepagas. No obstante, con otras enfermedades crónicas u otras situaciones, muchas veces el panorama es incierto”, expresaron los expertos de SAMeR.
La disminución en la natalidad global y la postergación de la planificación familiar también son aspectos abordados por la medicina reproductiva. Según indicó el Dr. Fiszbajn: “La situación tiene un impacto tal que fue uno de los temas abordados en la reciente reunión científica de SAMeR en conjunto con la Federación Internacional de Sociedades de Fertilidad (IFFS, por su sigla en inglés). Argentina no escapa a esta realidad. Por mucho tiempo se hizo hincapié en la anticoncepción como planificación familiar y, como venimos diciendo hace unos años, sin plantear la necesidad de realizar una planificación reproductiva; las mujeres se asesoran sobre cómo tomar anticonceptivos, pero deberían también hacerlo sobre cómo cuidar y preservar su fertilidad”.
Este tipo de decisiones no se circunscriben solo al estado de salud o las condiciones fisiológicas, la psicóloga perinatal Gabriela Barontini, de la Asociación Concebir, destacó la importancia del asesoramiento psicológico en la toma de decisiones sobre preservación de la fertilidad, lo que ayuda a reducir la ansiedad ante diagnósticos adversos.
“Desde Concebir, brindamos asesoramiento psicológico para la toma de la decisión; saber que pueden preservar la fertilidad atenúa significativamente la ansiedad de los pacientes ante determinado diagnóstico y entienden no les debe impedir ser madres en el futuro”, concluyó.
Monumentos emblemáticos iluminados
Con motivo de conmemorar en junio el Mes Internacional del Cuidado de la Fertilidad, el sábado 1 de junio desde las 19 se iluminarán de violeta y fucsia los siguientes monumentos icónicos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires: el Puente de la Mujer, el Planetario y la Usina del Arte.