Los reiterados incrementos llevados a cabo desde enero, tras la desregulación de precios y en un contexto de caída de la actividad económica, provocaron una merma en las carteras de las compañías del sector, mientras que otros clientes optan por planes de salud más accesibles
as empresas de medicina prepaga registran mermas en sus carteras de afiliados. Si bien las bajas son fluctuantes y no impactan a todas las compañías por igual, rondan entre el 3% y el 10% en lo que va del año, según fuentes del sector afectado consultadas por la NACION.
Actualmente, el sistema conformado por la seguridad social y el privado -que incluye a obras sociales, sanatorios, prestadores y clínicas, entre otros actores- atiende a más de 30 millones de personas en la Argentina. De ese total, alrededor de 6 millones de personas están asociadas a una empresa de medicina prepaga: 4,5 millones a través de las firmas para las que trabajan y 1,5 millones por vía directa.
La primera ola de desafiliaciones se dio en enero, tras las actualizaciones en los precios de las cuotas que llegaron al 40%. En febrero, las bajas continuaron y en marzo los movimientos ya fueron más pronunciados. “El impacto de los aumentos en el bolsillo de los afiliados fue muy fuerte, pero lamentablemente necesario; las cuotas estaban muy desactualizadas, respecto de los costos”, reconoció uno de los referentes de la industria.
En 2023, las empresas de medicina prepaga habían sido autorizadas a actualizar las tarifas de sus planes en un 134% con respecto al año anterior, según lo dispuesto por la Superintendencia de Servicios de Salud. En tanto, el índice de precios al consumidor registró un alza anual de 211,4%; la inflación de salud -asociada a los costos de insumos y de tecnología médica-, de 227%; y los precios de los medicamentos, de 400%. Sin embargo, la publicación del decreto de necesidad y urgencia 70, emitido por el presidente Javier Milei a pocos días de asumir, liberó totalmente los ajustes de precios; y desde entonces, en los primeros cuatro meses del año, los valores de los planes de salud se incrementaron entre un 135% y un 165%.
“A partir de enero, las consultas sobre planes de salud se triplicaron en nuestra plataforma. Muchas personas que estaban afiliadas a las reconocidas prepagas tienen dificultades para seguir pagando las cuotas, por lo que buscan otras opciones. Hay una migración desde esas firmas hacia otras más económicas, a la vez que traspasos a planes más básicos”, señaló Fabien Barralon, cofundador de ElegiMejor, un sitio web que reúne detalles de la oferta de los prestadores que operan en el mercado argentino. Y precisó: “Antes, las personas querían asegurarse cierto nivel de prestaciones, como la presencia de determinados sanatorios en la cartilla; ahora, el precio es el criterio más importante”.
Para Carlos Regazzoni, exdirector ejecutivo del PAMI, este escenario podría incluso agudizarse: “La actual baja de afiliados podría duplicarse -por sobre las fluctuaciones habituales en los padrones-, a partir de dos factores. Si comienzan a cerrar fábricas, se empiezan a caer los empleados que tenían la prepaga subvencionada por las empresas. Además, el número podría agrandarse a partir de la posible modificación del piso salarial para tributar Ganancias, que se traduciría en una quita de ingresos para las personas”.
Asimismo, Regazzoni resaltó: “Esta es la peor crisis de financiamiento del sistema de salud, solo comparable con la de 2001. En ese entonces, la situación fue similar, con mucho desempleo, pero el mundo de las prepagas era también mucho más pequeño y concentrado. En 1989, por ejemplo, la situación fue grave, pero había indexación permanente de salarios; hoy, los sueldos suben, pero en términos reales nunca estuvieron tan bajos”.
Explicaciones y conflicto
Ante las recientes subas, algunas empresas del sector justificaron los aumentos mediante comunicados enviados a sus afiliados. “Diversos factores vienen generando un retraso significativo en la composición del valor de nuestras cuotas, tales como la importante devaluación del peso, que afecta directamente los costos de los insumos médicos, medicamentos y todos los servicios que brindamos; y el acuerdo paritario suscripto con el sindicato de Sanidad, por lo que es necesario incrementar el valor de las cuotas”, informaron en su momento desde una de las grandes firmas a sus beneficiarios.
En tanto, desde otra compañía comunicaron: “Lamentablemente, seguimos sufriendo los efectos del mantenimiento forzado durante años de valores de cuota por debajo de la inflación y también el agregado permanente de una cantidad de nuevas coberturas que han generado un profundo desfinanciamiento en el sector de la atención médica, cuyos resultados son públicos y evidentes”. El resto de las empresas manifestaron argumentos similares a sus clientes.
En paralelo, la firma Boreal Salud informó que decidió ajustar sus cuotas de acuerdo al Ripte (Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables), un índice oficial que refleja los incrementos salariales. Mediante esta medida, la firma busca alinear los aumentos de las cuotas con la capacidad adquisitiva de sus afiliados. “Decidimos implementar una estrategia alternativa para moderar estos aumentos a nuestros más de 250.000 beneficiarios”, aseguró Mario Koltan, presidente de la empresa.
De acuerdo con fuentes del sector, la crisis se agudizó gradualmente por diferentes factores. Particularmente, señalan que durante los últimos cinco años hubo un crecimiento de afiliados dentro de las empresas de medicina prepaga, dado que las cuotas corrían siempre por debajo de la inflación y para las personas los costos no eran significativos. Según precisaron, esto derivó también en una percepción generalizada de la medicina privada como si prácticamente fuera gratuita y obligatoria.
“En muchos países de América Latina, el sistema de salud público funciona mucho mejor, y el privado está asociado al confort. En la Argentina, en tanto, las personas optaron por el sistema privado de salud y lo tomaron como la única salida para tener una cobertura digna. Ahora, se enojan porque no quieren caerse del sistema privado, porque saben que no tienen otra alternativa”, indicó una fuente del mundo de las prepagas a LA NACION.
En la otra vereda, la Superintendencia de Servicios de Salud entiende que “los cinco principales actores del sector” habrían dispuesto aumentos muy por encima de la inflación y, en esa línea, dijo que evalúa presentarse en la Justicia contra las empresas por presuntas “conductas abusivas”, según anticiparon desde la entidad a LA NACION. Actualmente, el organismo elabora un informe por pedido de la Comisión Nacional de Defensa a la Competencia (CNDC), que investiga una supuesta cartelización de las firmas.
Desde el sector de la medicina prepaga aseguran que la “cartelización” del sector existe desde 2011 y fue establecida por el Gobierno, cuando implementó el Programa Médico Obligatorio y fijó topes de aumentos en las cuotas para todas las empresas por igual, sin considerar las estructuras y los costos de cada una. Frente a un sistema deteriorado y desfinanciado, postulan dos salidas que permitirían la baja de precios: la oferta de planes que no cubran todas las prestaciones establecidas en el PMO -que debería ser autorizado por el Gobierno- y tratamientos impositivos especiales.