Gracias a sus propiedades bactericidas y su capacidad para fortalecer el sistema inmunológico.
En el corazón de Argentina, la provincia de San Juan se posiciona como una plaza fundamental en recursos de cobre, un metal con un potencial revolucionario gracias a sus propiedades antimicrobianas. Con proyectos como Josemaría, Filo del Sol, Altar, Los Azules y El Pachón, San Juan no solo promete llegar a ser un gigante en la minería del cobre, sino también un futuro contribuyente en la lucha global por entornos más saludables.
El cobre, conocido por su capacidad para conducir electricidad y calor, también posee una cualidad menos conocida pero igualmente impresionante: su poder antimicrobiano. Este metal es capaz de destruir la membrana celular de bacterias y otros microorganismos al entrar en contacto con ellos, lo que resulta en la interrupción de funciones vitales y su muerte. Además, el cobre ayuda a prevenir la propagación de microorganismos al desactivar los genes involucrados en la resistencia a los antibióticos.
Las aplicaciones del cobre en el ámbito de la higiene son vastas y variadas. Desde su uso en hospitales para reducir la transmisión de infecciones intrahospitalarias, con estudios que respaldan su eficacia no solo contra bacterias sino también contra virus como el SARS-CoV-2; hasta su incorporación en textiles y superficies de contacto frecuente, el cobre está emergiendo como un aliado esencial en la creación de entornos más limpios y seguros.
San Juan, con su rica tradición minera y sus ambiciosos proyectos de cobre, puede convertirse en un actor crucial en este escenario. La provincia no solo se prepara para satisfacer la creciente demanda mundial de cobre, sino que también se posiciona en la vanguardia de la innovación en minería responsable y sostenible.
Paralelamente, San Juan emerge como un gigante en el escenario minero con un potencial de cobre que promete impulsar tanto la economía local como la salud global. Cinco de los ocho megaproyectos de cobre de la nación se encuentran en San Juan, con reservas estimadas que ascienden a millones de toneladas métricas. Este potencial no solo coloca a San Juan en el mapa de la minería mundial, sino que también ofrece una oportunidad para contribuir significativamente a la transición energética global y a la medicina moderna.