En el Día Mundial de la Salud preguntamos acerca de los mandamientos esenciales para cada especialidad, responden desde medicina interna, psiquiatría, aparato digestivo, pediatría y anestesiología
La salud se define como un estado completo de bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de enfermedades. Cada 7 de abril, la Organización Mundial de la Salud celebra esta completa situación de bienestar, una fecha en la que la entidad también cumple años.
La prevención de cualquier afección resulta clave, especialmente, en el terreno de las enfermedades crónicas no transmisibles. Esta clasificación incluye distintos tipos de cáncer, patologías cardiovasculares y pulmonares crónicas, o la diabetes, y una amplia mayoría se pueden evitar. ¿Cómo? Mediante la reducción de los factores de riesgo.
En pleno Día Mundial de la Salud, en La Voz de la Salud contactamos con cinco residentes de diferentes especialidades para pedirle cinco consejos que mejoren el estado de las personas a corto y a largo plazo. Quienes más estudian el organismo, mejor podrán conocerlo.
«Para trabajar el equilibrio, puedes fregar los platos a la pata coja»
Desde el Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac), Begoña Fachal, residente de tercer año del servicio de Medicina Interna, comparte sus cinco mandamientos imprescindibles. Le cuesta establecer un orden entre cuál es más o menos importante, pero comienza con la alimentación.
El equilibrio debe estar presente en la dieta de una persona. «Tiene que ser variada, baja en sal, con poca grasa y azúcares añadidos. Dando prioridad, sobre todo, a los alimentos naturales como las frutas, las verduras y las legumbres», explica. Por el contrario, recomienda evitar, en la medida de lo posible, el consumo de ultraprocesados, «con un impacto negativo sobre la salud cardiovascular y que, con el tiempo, favorecen el desarrollo de múltiples enfermedades entre las que podemos incluir infartos o cáncer», añade.
Ahora bien, recuerda no ser demasiado radicales en este sentido. Siempre y cuando se haga con moderación, solo de vez en cuando, «podremos seguir disfrutando de nuestra comida favorita, aunque sea alta en calorías, grasas o azúcares», precisa.
Una buena forma de ponerse manos a la obra es cambiar la técnica culinaria: «Pasar de freír las cosas a optar por métodos como a la plancha, al horno o hervidos», indica. De esta forma, y sin demasiado esfuerzo, «se va a reducir la cantidad de grasas saturadas en nuestra comida y, además, se absorberán mejor sus nutrientes», detalla.
Siguiente punto, el ejercicio. La Organización Mundial de la Salud recomienda 150 minutos de actividad aeróbica moderada, o 75 de la intensa, cada semana. Y una de las formas más adecuadas, según Fachal, para cumplir con ello es salir a caminar.
«Pero solo haciendo ejercicio aeróbico no basta porque no trabajamos ni la fuerza ni el equilibrio», añade. Así que, recuerda la importancia de reservar dos días, de cada siete, para actividades de fortalecimiento. Para esta residente, la mejor forma para cumplir es incorporarlo a nuestra vida diaria: «Un cardio sencillo que podemos hacer es subir siempre por las escaleras y no utilizar el ascensor. Para trabajar el equilibrio, se pueden fregar los platos a la pata coja, y para la fuerza, levantarse de la silla varias veces sin apoyarse con los brazos», aconseja.
En suma, «hay que evitar el consumo de sustancias perjudiciales, como el alcohol o el tabaco. Este último, por ejemplo, es considerado la primera causa de muerte en el mundo», precisa. Tampoco se olvida de los vapers, ahora de moda, que pese a instalarse con buena fama en el mercado, «sabemos que irritan los pulmones y pueden acabar provocando enfermedades pulmonares como el tabaco».
Para la medicina interna, un sueño de calidad es igual de importante que los pilares anteriores. fundamental tanto en la recuperación física como mental. Entre los quehaceres más importantes para una correcta higiene del sueño, enumera no tomar café o té a última hora del día porque son estimulantes, «realizar una cena suave», crear un ambiente adecuado «y evitar las pantallas antes de irte a dormir», considera.
La residente de medicina interna sitúa, en su cuarto mandamiento, la importancia de la salud mental. «Esta puede ser frágil y verse afectada por diversos factores como el estrés, la presión social o los traumas pasados, de modo que es tan importante cuidar a nuestro entorno social como a nosotros mismos, es decir, priorizar el autocuidado», indica. En ese sentido, destaca la necesidad de buscar actividades que ayuden a desconectar e, incluso, pedir ayuda profesional siempre y cuando sea necesaria. Por último, y en la línea de lo anterior, apunta hacia un correcto manejo de las redes sociales, especialmente, entre niños y adolescentes. «Siendo conscientes del tiempo que pasamos delante de las pantallas y a todo lo que exponemos en ellas», termina.