martes, julio 16

La práctica que alinea la columna y descomprime el sistema nervioso

Los ajustes quiroprácticos mejoran la postura, el tono muscular, el equilibrio y alivian contracturas musculares

Basada en el cuidado de la columna vertebral, la quiropraxia es una práctica manual correctiva que se enfoca en la relación que existe entre la columna vertebral y la salud. También puede definirse como la filosofía, la ciencia y arte de analizar, detectar y corregir subluxaciones vertebrales que interfieren en el sistema nervioso, para que la inteligencia innata se exprese en el cuerpo.

Nació en Davenport, Estados Unidos, el 18 de septiembre (Día Internacional de la Quiropraxia) de 1895, cuando Daniel David Palmer realizó por primera vez un ajuste vertebral al portero de su edificio llamado Harvey Lilard con el fin de recuperar su audición, luego de un accidente que lo había dejado sordo por varios años. Luego de esta experiencia comenzó a desarrollar el modelo quiropráctico y hoy es considerado el padre de la quiropraxia”.

El pionero en nuestro país fue Gregorio Merkier, que vivió en Estados Unidos y aprendió la técnica. Se estableció en Córdoba, donde desarrolló la primera escuela del país, actual Asociación Quiropráctica Argentina (AQA).

“La técnica quiropráctica consiste en el ajuste de una subluxación vertebral y se realiza solo con las manos entrenadas de un quiropráctico. Consiste en llevar a la posición ideal a una columna vertebral qué se ha desalineado y que comprime al sistema nervioso. El ajuste quiropráctico es la base principal de toda técnica quiropráctica, que tiene entre sus máximos exponentes a Bartlett Joshua Palmer (hijo de su precursor), Clarence Gonstead, Thompson y Pierce”, señala Sergio Palacios, kinesiólogo fisiatra, quiropráctico de la Asociación Quiropráctica Argentina (AQA).

Y añade: “Para optimizar al sistema nervioso y hacer que el cuerpo funcione al ciento por ciento, no es necesario tener una enfermedad previa. Todos los que quieran estar en su máxima expresión deberían visitar a un quiropráctico. B. J. Palmer decía que para hacer quiropraxia solo se necesita un sistema nervioso, una columna vertebral y estar vivo”.

En cualquier caso, se trata de sacar interferencia al sistema nervioso, con beneficios que, aseguran los especialistas, se perciben tanto a nivel motor, sensitivo como simpático, desde el mejoramiento de la postura, el tono muscular, mejorar el equilibrio, aumentar la fuerza, tratar contracturas musculares, dolores y otras cuestiones relacionadas con la sensibilidad a la regulación de la temperatura, frecuencia cardíaca, digestión, respiración, sistema hormonal e inmunológico, estrés y sueño.

Marcelo Barroso Griffiths es quiropráctico, director general de Vertebralle y miembro de la Asociación Quiropráctica Argentina.

Llegó a la quiropraxia a partir de su interés por la estructura anatómica de la columna vertebral y el sistema nervioso, para luego profundizar en el verdadero significado de los cambios que genera un ajuste vertebral en el sistema nervioso y su efecto terapéutico.

“La quiropraxia no tiene contraindicaciones, pero sí, tiene cuidados. De acuerdo a las características particulares de cada paciente se adaptará la técnica a usar. No es lo mismo la columna de un recién nacido, la de un deportista, una paciente embarazada o un adulto mayor. Al trabajar sobre la liberación del sistema nervioso, los beneficios no solo son a nivel muscular, sino a nivel orgánico. La quiropráctica ayuda a nuestro cuerpo a funcionar mejor, a nuestras vértebras y todas las articulaciones del cuerpo a moverse correctamente (o lo mejor que puedan) y a nuestro sistema nervioso a comunicar sus importantes mensajes sin interferencias”, explica.

Una sesión de ajuste suele durar entre 5 y 15 minutos. En efecto, la primera consulta no es igual a una sesión de ajuste, ya que el quiropráctico necesita recoger la información necesaria para entender el caso y decidir si puede ayudar a la persona a partir de diferentes herramientas de diagnóstico como el scanner, la palpación, elementos de medición y pruebas físicas. A veces, también se necesitan radiografías antes de empezar el cuidado correctivo quiropráctico.

Los especialistas aseguran que el ajuste vertebral es seguro, eficaz y específico, para todas las edades y nada doloroso. Claro que no todos reaccionan de la misma manera a un ajuste quiropráctico, ya que influyen muchos factores: “Las sensaciones comunes son aumento de la energía, sensación de somnolencia y cansancio muscular. También es posible el dolor de cabeza y mareos. Esto se debe a que a través de los ajustes, las vértebras subluxadas se mueven y liberan presión de los nervios que están oprimidos, que recuperan entonces su sensibilidad. Como cuando se nos duerme una pierna o un brazo y al recuperar la sensibilidad, tenemos una sensación molesta o incómoda”, precisa Barroso.

Si bien existen más de cien técnicas quiroprácticas, todas cuentan con tres factores en común: su precisión, su alto nivel de seguridad y su eficacia para restaurar el buen funcionamiento del sistema nervioso.

“La única contraindicación que tiene es ir a un quiropráctico que no lo sea. Siempre debemos visitar a quiroprácticos que sean kinesiólogos fisiatra y que tengan la carrera de posgrado de la Asociación Quiropráctica Argentina”, concluye Palacios.