viernes, junio 21

Los comportamientos que influyen más en el envejecimiento y los pasas por alto cada día

El paso del tiempo es inevitable, pero hay hábitos que pueden ayudar a llevarlo mejor

Frenar el envejecimiento es uno de los objetivos de la sociedad actual. No es raro que se invierta cada vez más recursos en cremas y productos de belleza con los que poder verte más joven y sentirte más a gusto contigo mismo, pero el paso del tiempo es algo ineludible. Las personas se hacen mayores, pero muchas veces no al mismo tiempo. Los hábitos cotidianos del día a día pueden influir directamente en que dos personas con la misma edad puedan tener distintas edades biológicas.

La edad cronológica es simplemente el tiempo que ha pasado desde que comenzaste a existir. La edad biológica corresponde al desgaste de las células medidas por las funciones que han desempeñado a lo largo de tu vida. Se puede dar el caso de que estas dos coincidan, pero en su mayoría cada uno crece a un ritmo diferente.

Esta diferencia de edades se puede traducir en el tiempo que se permanece sano. Por ejemplo, si llegamos a la edad de 70 años pero con una salud resentida, ya sea por haber padecido infartos, duiabetes o cualquier otro problema de este índole desde los 60, pues nuestra salud habrá durado diez años menos que nuestra vida.

El motivo por el que nuestras células envejecen a un ritmo más acelerado ha sido uno de los temas más estudiados. Y es que, aunque las células se renueven cada semana, si existe un daño en el ADN la nueva célula va a adquirir los rasgos envejecidos de su predecesora. López-Otín, investigador español que se centra en el envejecimiento, pone el foco sobre los “sellos distintivos o marcadores del envejecimiento”. En su estudio se centra en desgranar varios hábitos que contribuyen a dañar el ADN de las células de manera permanente.

Instrucciones para envejecer más lento

No son pocos los hábitos y costumbres que hemos adquirido como sociedad y que contribuyen a un envejecimiento prematuro. El daño en el ADN de las células contribuye a una peor calidad de vida y que nos veamos peor en menos tiempo. Estos son los recomendaciones que debes seguir para retrasar el envejecimiento lo máximo posible:

Quemarse tomando el sol

El verano es una buena temporada para disfrutar de unos días de asueto en buena compañía. Las playas se convierten en un destino muy atractivo, pero sin una protección adecuada estas pueden llegar a ser una trampa. Los rayos ultravioletas del sol generan estrés oxidativo en las células de la piel, por lo que debes tener cuidado a la hora de tomarlo. Aparte de este daño irreversible en el ADN de las células, este también puede generar un melanoma.

El sedentarismo puede matarte

Desde pequeños las madres empujan a que sus hijos salgan a la calle y disfruten del día en compañía de sus amigos. El aire fresco y el ejercicio es bueno para un correcto desarrollo de los niños, pero los adultos no tienen necesidades muy distintas. Con los trabajos de oficinas y las comodidades de los últimos años el sedentarismo se presenta como una de las opciones más simpáticas de todas. Sin embargo, el poco movimiento puede afectar de manera directa al envejecimiento. En España, un 40,3% de mujeres y un 32,3% de hombres se confiesan sedentarios. Este ritmo de vida puede generar hasta 34 enfermedades crónicas, como la diabetes, la obesidad, problemas en las articulaciones, trastornos del sueño, trastornos psicológicos y una larga lista.

La alteración en la rutina de sueño

Una buena rutina puede hacer que seas más productivo y que te sientas mejor contigo mismo. Por lo que la alteración en los patrones de sueño puede generar muchos problemas, ya que es en ese momento en el que el cuerpo se encarga de reparar los tejidos dañados. Si no proporcionamos este momento al cuerpo las células se acumulan y el envejecimiento se acelera.

Comida basura

Si se tiene un ritmo de vida frenético es muy posible que apenas se disponga de tiempo para preparar una buena comida en condiciones, por lo que se recurre a la socorrida comida basura. Sin embargo, estos ultraprocesados tienen un alto contenido en azúcares añadidos, harina refinada, aceites de semillas o grasas trans inflamatorias, sal y aditivos artificiales. Se tratan de alimentos muy pobres sin proteínas suficientes para que los tejidos se reparen correctamente.

La exposición a contaminantes en el día a día

La exposición a estos factores incrementa notablemente el estrés oxidativo y la inflamación en el cuerpo. Las partículas contaminantes del aire contribuyen de este modo a un rápido envejecimiento celular, pero la contaminación de tubos de escape y chimeneas no es la única que influye. Los microplásticos que se encuentran en el suelo, el agua o incluso los alimentos pueden ser muy perjudiciales por la cantidad de metales pesados que se adhieren a él y entran directamente a nuestro organismo.

Estrés acumulado

El estrés puede matarte. Un mecanismo natural que se traduce como una respuesta del organismo para escapar de depredadores o demás peligros. Sin embargo, la exposición continuada a estas situaciones, ya sea por el trabajo o por una mala situación familiar, puede afectar a las terminaciones de las cadenas de ADN que las protegen de daños.

Fumar

El consumo de tabaco es uno de los hábitos sociales más criticados por la sociedad, pero a pesar de lo que muchos piensan no es la nicotina lo más perjudicial, sino el humo. El humo de un cigarrillo contiene cientos de sustancias tóxicas responsables de producir estrés oxidativo. Estos efectos se ven en todo el cuerpo, pero sobre todo en la piel y los pulmones, los tejidos que se regeneran con mayor rapidez.